domingo, 15 de enero de 2012

Mi casi-primera duatlón de montaña

Hoy he 'disputado' mi primera duatlón de montaña. Y digo 'disputado' porque, siguiendo con la tónica de estos últimos días, mis lumbares me han dicho que mejor me quedase en casa, que a dónde iba yo a esas horas y que en la cama se estaba muy bien.
Yo les he insistido, diciéndoles que no iban a sufrir, que había montaña, sí, pero que había mucha más bici que running y que las vistas eran muy bonitas (preciosas, mejor dicho) y que iba a merecer la pena.
Pero ,ay, amigo. En cuanto ha empezado la carrera (5km running, 14 BTT y 2km running para finalizar, según wikiloc de Diversport) el terreno ha ido para arriba de una manera exagerada: 200 metros y ya estábamos pillando unas escaleras que nos han llevado p'arriba y p'arriba. . .  En un haz de luz me ha parecido ver a San Pedro, pero supongo que era por la repentina falta de oxígeno.
En éstas que una de las lumbares me ha dicho. . . 'pse pse, Josito; ¿con que esto iba a estar muy bien, que merecería la pena el madrugón y tal?. Pues mira, ahora, te vas a fastidiar. Cierrabares, que eres un cierrabares'.
Yo, desde mi interior, le iba intentando despitar, diciéndole que enseguida empezaba la bajada y que pillábamos la bici y podrían descansar las 2. Bla, bla, bla. Moto mal vendida: Justo al coger la bici, la otra, que estaba muy callada, me ha dicho. . . 'Josito, que aquí la compi tiene razón y yo también me he #indignado'. Total, que 3km después de coger la bici, empezando la subidita, he decidido dar media vuelta, un poco 'mosca' con ellas, puesto que después de 39 añitos, cierto es que la confianza acaba dando asco, pero, hombre, esto no se me hace.
En fin, me he dado la vuelta (y no veáis cómo me ha fastididado, porque yo no he abandonado nunca) , le he dicho mi número de dorsal (137) a una colaboradora y he ido donde estaban situados los de las asistencias  para que pudieran hacerme algún apaño. Me han puesto una venda para hacer presión en la zona afectada y casi me entran ganas de ponerme a cantar una jota (la escena ha sido fotografiada por algún simpático periodista de la organización y puede ser motivo de chantaje, ya que he pasado de Killian a una mezcla entre Marianico el corto y la Momia). Lo de Killian, es porque no se me ha ocurrido otra cosa. Yo recorto mucho mejor en silueta.
La cuestión es que la chica que me estaba intentando aliviar el dolor me ha dicho, en un pronto que me ha sorprendido: '¿vas a querer correr lo que falta?' Y lo que faltaba eran un poco más de 2km. Bueno, pues mi respuesta, en un pronto más rápido aún que el suyo, ha sido: 'si me dejáis, yo acabo'. La cuestión es que me he bajado la camiseta que llevaba encima de la térmica y me he puesto a correr esos dos km, que encima, los he hecho en poco menos de 9 minutos. Hay que j. . .
Al final, he hecho 11km de los poco más de 19 que le salían en el Garmin a uno de mis colegas de carrera, Alejandro, quien se ha marcado la 15a posición.
Mañana, nada más empezar el día llamaré a David, el fisio, para que me coja el mismo día. Se van a enterar esas dos. Se les van a quitar las ganas de doler en meses.
Nota: Mejor tomarse estas cosas con una pizca de humor. Al fin y al cabo, había que estar ahí y ver cómo los compis (también estaban Gavi -con 'v', sí, no me equivoco- y súper Melina) cuentan sus aventuras habidas en la carrera no tiene precio.
La montaña y yo seguimos sin ser buenos amigos. . . .  Eso sí.

1 comentario:

  1. Tal y como dice nuestro "amigo" Kilian Jornet leete el Manifiesto del Skyrunner antes de salir a entrenar o de una carrera, con esto te pasaran las tonterias!!! ;-D

    Manifiesto del Skyrunner
    ========================
    Kiss or kill. Besa o mata. Besa la gloria o muere en el intento. Perder es morir, ganar es sentir. La lucha es lo que diferencia una victoria, a un vencedor. ¿Cuántas veces has llorado de rabia y de dolor? ¿Cuán­tas veces has perdido la memoria, la voz y el juicio por agotamiento? ¿Y cuántas veces, en esta situación, te has dicho: «¡Otra vez! ¡Un par de horas más! ¡Otro ascenso! El dolor no existe, solo está en tu men­te. Contrólalo, destrúyelo, elimínalo y sigue. Haz sufrir a tus rivales. Mátalos»? Soy egoísta, ¿verdad?.

    El deporte es egoísta, porque se debe ser egoísta para saber luchar y sufrir, para amar la soledad y el infier­no. Detenerse, toser, padecer frío, no sentir las piernas, tener náu­seas, vómitos, dolor de cabeza, golpes, sangre… ¿Existe algo mejor? El secreto no está en las piernas, sino en la fuerza de salir a co­rrer cuando llueve, hace viento y nieva; cuando los relámpagos prenden los árboles al pasar por su lado; cuando las bolas de nieve o las piedras de hielo te golpean las piernas y el cuerpo desnudo con­tra la tormenta y te hacen llorar y, para proseguir, debes enjugarte las lágrimas para poder ver las piedras, los muros o el cielo.

    Renun­ciar a unas horas de fiesta, a unas décimas de nota, decir «¡no!» a una chica, a las sábanas que se te pegan en la cara. Ponerle huevos y salir bajo la lluvia hasta que te sangren las piernas debido a los gol­pes que te has dado al caer al suelo por el barro, y levantarte de nue­vo para seguir subiendo… hasta que tus piernas griten a pleno pul­món: «¡Basta!». Y te dejen colgado en medio de una tormenta en las cumbres más lejanas, hasta la muerte. Las mallas empapadas por la nieve que arrastra el viento y que se te pega también en la cara y te hiela el sudor. Cuerpo ligero, pier­nas ligeras. Sentir cómo la presión de tus piernas, el peso de tu cuer­po, se concentra en los metatarsos de los dedos de los pies y ejerce una presión capaz de romper rocas, destruir planetas y desplazar continentes. Con ambas piernas suspendidas en el aire, flotando como el vuelo de un águila y corriendo más veloces que un guepar­do. O bajando, con las piernas deslizándose por la nieve y el barro, justo antes de impulsarte de nuevo para sentirte libre para volar, para gritar de rabia, odio y amor en el corazón de la montaña, allá donde solo los más intrépidos roedores y las aves, agazapados en sus nidos bajo las rocas, pueden convertirse en tus confesores. Solo ellos conocen mis secretos, mis temores. Porque perder es morir.

    Y uno no puede morirse sin haberlo dado todo, sin romper a llorar por el dolor y las heridas, uno no puede abandonar. Hay que luchar hasta la muerte. Porque la gloria es lo más grande, y solo se debe aspirar a la gloria o a perderse por el camino habiéndolo dado todo. No vale no luchar, no vale no sufrir, no vale no morir… Ha llegado la hora de sufrir, ha llegado la hora de luchar, ha llegado la hora de ganar.

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